Acerca del proyecto de ley de prórroga del DL 701

Declaración Pública Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN).

En relación al ingreso a la Cámara de Diputados de la prórroga al Fomento Forestal para ampliar la bonificación hasta el año 2018, la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN), manifiesta que:

Concordamos que es necesario que el Estado mantenga su política de fomento a la forestación, sin embargo, los mecanismos que se establezcan deben estar en sintonía con la realidad del país. Deben ser concordantes con las actuales necesidades y desafíos que el país enfrenta, como el cambio climático, las energías renovables, la protección y recuperación de los acuíferos, la conservación de la biodiversidad y la distribución de la riqueza, en donde la actividad forestal puede contribuir positivamente.

Cabe recordar que cuando el Estado subsidia una actividad, somos todos los chilenos los que estamos contribuyendo a financiarla, en el bien entendido que sus beneficios ayudarán a resolver problemas, y no a agudizarlos. Durante los 40 años en que ha operado el actual esquema de fomento a la forestación, los beneficios económicos generados se han concentrado en las grandes empresas, mientras que sus costos (falta de agua, pérdida de biodiversidad, estrangulación económica de las PYMES y otros) han sido pagados por el medio ambiente, las comunidades locales, y los escasos emprendedores que han sobrevivido al duopolio que controla el sector. La experiencia demuestra que las grandes empresas siguen beneficiándose del subsidio incluso cuando éste se orienta preferentemente a pequeños y medianos propietarios, pues si bien éstos reciben algunos ingresos económicos, buena parte de la madera generada termina alimentando la gran industria por la vía del arriendo o del convenio de plantación.

Los problemas que hoy prioriza el país son muy distintos a los que se establecieron en el año 1974, cuando se promulgó el Decreto Ley 701, y que básicamente era la necesidad de generar materia prima para una industria que se pretendía impulsar. Esa industria ya está consolidada, y ese objetivo – puntos a favor, puntos en contra – está más que cumplido y nada justifica que los chilenos sigan financiándola.

Hoy, innegablemente, el establecimiento de bosques debe orientarse a la solución de aquellos problemas que el país y el mundo reconocen como altamente prioritarios.

La creación de cobertura forestal diversa es una de las opciones más eficientes y económicas para contribuir con la mitigación del cambio climático. Chile se ha comprometido internacionalmente a restaurar, con recursos propios, alrededor de 100.000 hectáreas de tierras degradadas (forestación) con una inversión estimada de 250 millones de dólares y alcanzar un área de al menos de 100.000 hectáreas manejadas al año 2035.

Las menores precipitaciones observada en la zona central y norte de Chile, y una consecuente y cada vez más prolongada condición de sequía en los territorios, imprime una necesidad urgente de tomar acciones que permitan mejorar la regulación del ciclo hidrológico en los paisajes forestales. Una herramienta de fomento debe estar enfocada en la forestación o reforestación con especies nativas, e incluso el uso de especies arbustivas o herbáceas que permitan la recuperación de suelos y el mejoramiento en general de las condiciones hidrológicas de las cuencas. En ese sentido, cientos de pequeñas cuencas necesitan que su espacio territorial sea visto no sólo para la producción de madera, sino que además para proveer de agua en calidad y cantidad. A ello se sumarían importantes externalidades positivas en el ámbito del paisaje, la calidad de vida, la conservación de la fauna y la industria turística.

Existe un enorme potencial de vincular la creación de nuevas plantaciones forestales con el fomento al uso de la madera en la construcción y a la generación de energía renovable con tecnología de punta basada en biomasa. Estas actividades productivas debiesen fortalecer y aumentar la participación de la PYMES forestales y madereras en el negocio forestal, promoviendo la asociatividad de éstas y consiguiendo de esta forma un factor de desarrollo sinérgico. Así, el diseño de los instrumentos de incentivo para conseguir estos objetivos debe estar fuertemente orientado a conseguir un mejoramiento significativo de los ingresos económicos de los aproximadamente 160.000 pequeños y medianos propietarios forestales en Chile.

Hoy observamos un gran desequilibrio entre las políticas públicas referidas al incentivo de plantaciones y las destinadas a la conservación y uso sustentable del bosque nativo. Durante 40 años rigieron los subsidios a la forestación del Decreto Ley 701 con amplias flexibilidades normativas para generar una riqueza que se concentró en pocas manos, mientras el manejo del bosque nativo continúa estancado por una ley generosa en burocracia y mezquina en subsidios (Ley 20.283).

La Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, solicita al Congreso Nacional no legislar la prórroga al 701 recién ingresada el pasado 20 de mayo. Nos parece que el camino correcto es la formulación y tramitación de una Nueva Ley de Fomento Forestal que considere los argumentos aquí expuestos, invirtiendo el tiempo legislativo que sea necesario para ello. Finalmente nos permitimos subrayar la urgente necesidad de resolver las debilidades institucionales, con el fin de propender a una correcta aplicación de las herramientas legales sectoriales.

Directorio
Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo
AIFBN