Carta a Claudio Donoso Zegers por Alberto Peña Cornejo

21 de marzo de 2022

Hoy se cumple un año del fallecimiento de nuestro fundador Claudio Donoso Zegers, en este día les compartimos esta carta que le escribió nuestro socio Alberto Peña Cornejo:

CARTA A CLAUDIO DONOSO ZEGERS

Remitente: Alberto Peña Cornejo.

Uno de tus tantos ex alumnos

15 octubre de 2021

Epígrafe: “El sueño se hace a mano y sin permiso,

arando el porvenir con viejos bueyes”.

Llueve sobre mojado. Silvio Rodríguez

Querido Tata, Maestro, Profesor, Amigo.-

                        Te escribo esta carta personal esperando que la puedas leer en el lugar al que te ha llevado la historia, la vida, tu enorme consecuencia, tus anhelos y tus amores.

No me resulta sencillo escribirte ya que tan solo al susurrar tu nombre se alza un gran arrullo desde los bosques y todas sus criaturas. Ellos y ellas se ponen alerta porque en voces humanas se canta y recuerda tu nombre.

Fíjate que cada vez que me acuerdo de ti se me vienen a la cabeza, no tanto tus versados textos y tus magníficas clases; más bien se me atraviesan versos y palabras como las del epígrafe, que tan bien canta Silvio. También me llega con fuerza esa verdad de Serrat que nos dice que “…supe que lo sencillo no es lo necio, que no hay que confundir valor y precio”, cuando canta  su Soneto a Mamá.

Recuerdo también que te correspondió la noble y difícil tarea de retomar la bandera de la defensa de nuestros bosques nativos, siguiendo la huella de los naturalistas que te precedieron y de esos grandes Quijotes como eran Rafael Elizalde Mc Clure y don Hernán Contreras Manfredi, a quien admirabas, como me dijiste una vez allá en tu lluviosa Valdivia.

Pero tu lucha quizás fue más portentosa por cuanto muchos, embelesados por las luces del pragmatismo comercial, que sólo sabe de precios pero olvida los valores, ya defendían a ultranza las instalaciones monótonamente uniformes del simplismo arbóreo, preconizando que había llegado la hora del monocultivo, pensado como si fuera un modelo silvícola “fordiano” o mejor dicho en boca de Alvin Toffler: la indusrealidad…llevada al bosque, y para lo cual solo se requería dejar de lado la diversidad y para los cuales bastaba la uniformidad, la especialización, la sincronización, la concentración, la maximización y la centralización, cual si fuese uno de los paisajes de la película Blade Runner. Alguna vez nos conversaste de esto en nuestras clases y nosotros todavía ni siquiera imaginábamos la profundidad de tus palabras, que hoy a mis 71 años puedo comprender a cabalidad.

Quien quiera conocerte mejor creo que debe recurrir a ese hermoso legado que nos dejaste publicado en 2012: UNA MIRADA A NUESTROS BOSQUES NATIVOS Y SU DEFENSA, a partir de una grandiosa idea de tu esposa y compañera, Sonia, tal como nos lo recuerdas en tus Reconocimientos.

Efectivamente cuando uno lee y relee sus páginas, emerges con toda tu fuerza y cariño; aparece el amante de los bosques que no transa, pero que tampoco es duro e inflexible.

Para quienes crean que tu trabajo sólo estuvo ligado al mundo académico y/o que tus intereses siempre giraron en torno la ciencia supuestamente neutra, pueden leer en la página 136 el MENSAJE A LA AIFBN, donde cada párrafo podría ser considerado parte de una cátedra de economía política, y ser escrito ayer, en tanto su vigencia continuaría por varios decenios más…hoy sabemos que los embelesados han logrado permear otros ámbitos del quehacer y han sido hábiles en hacer creer que sus plantíos son bosques (lo que me lleva a recordar también la icónica respuesta de Fernando Hartwig en carta al diario La Época en ese otrora 3 de abril de 1994 titulado EL ECOLOGISMO FUNDAMENTALISTA, defendiendo entre otros notables “aportes” que las plantaciones sí deben ser consideradas bosques, a pesar de que firmaba su carta con el pomposo título de Doctor en Ciencias Naturales). Quizás justamente por eso es que en el párrafo final de tu mensaje a los Agrupados y Agrupadas, señalabas con indudable certidumbre: “…tenemos que mantenernos en la lucha porque, desgraciadamente, las cosas no han cambiado, sino que por el contrario, han empeorado, en relación con el panorama que teníamos hace 17 años…”.

Otra carta que muestra tu vigencia y sobre todo tu capacidad de otear correctamente el futuro en brazos de una ciencia con conciencia, cual fiel discípulo de Rabelais, es aquella que le envías al director ejecutivo de CONAF el 30 de octubre de 1995, advirtiendo tempranamente de los infaustos escenarios que determinará el Cambio Climático. Usas tu enorme conocimiento y práctica acumulada en decenas de estudios y trabajos, pero sobre todo de tu aguda observación de los bosques, y le entregas (nos entregas) una clase magistral de lo que debería hacerse ante tan letal escenario. ¿Cuántos atendieron (atendimos) tu voz de alerta? Me hace recordar la cáustica frase de Margueritte Yourcenar en su notable novela Memorias de Adriano, cuando pone en boca del emperador aquello de: “hablar antes de tiempo es casi lo mismo que estar equivocado”; creo que desde esa perspectiva, fuiste más que un adelantado, ya que supiste leer a tiempo los signos de los tiempos, pero los oídos sordos del cortoplacismo y el señoreo de la crematística burda y ciega, enmarcados en un modelo de desarrollo meramente mercantilista, que no se hace ni hizo cargo del bienestar humano, fue el antídoto chapucero a tu advertencia.

Querido amigo y maestro no me cuesta mucho imaginarte sentado, de la mano de tu esposa, conversando en el borde de un bosque de Robles, Coigües y Raulíes, en un atardecer cuyo silencio sólo es interrumpido por los cantos de los pájaros y las voces de tus nuevos amigos: algunos venidos de lejos como Alexander von Humboldt, Rodulfo Amando Philippi y John Muir, otros de la casa como don Mario Peralta, Rafael Elizalde, Hernán Contreras y Mario Puente quienes, sentados en el suelo pegados a la Tierra, saben que sus semillas han germinado y dado buenos frutos y te agradecen a ti como un sembrador de esperanzas y de convicciones, que has legado primero en tus hijos Claudio, Pablo, Magdalena y Silvia, y luego en tu infinidad de alumnos y amigos, tus sueños y amores con sentido, junto al significado de la honestidad y la lealtad con la patria-matria verdadera, esa que a todos nos cobija y nos exige su protección, porque sabe que en ella también está presente toda la Naturaleza, el Itrofilmongen, la vida, la malla indeleble de relaciones que nos permite, en definitiva, ser y estar  como seres humanos, dependientes de esa red que hace muchos años describieran desde los sabios griegos y los cientos de pueblos aborígenes de nuestra querida Tierra.

Muchas gracias maestro y amigo por enseñarme tanto a cambio de nada, simplemente por el gusto de compartir lo que sabías. Te dedico esta poesía-canción de Hamlet Lima Quintana. Nos vemos cualquier día de estos…

HAY GENTE NECESARIA

Hay gente que con solo decir una palabra

enciende la ilusión y los rosales,

que con sólo sonreír entre los ojos

nos invita a viajar por otras zonas,

nos hace recorrer toda la magia.

 

Hay gente, que con solo dar la mano

rompe la soledad, pone la mesa,

sirve el puchero, coloca las guirnaldas.

Que con solo empuñar una guitarra

hace una sinfonía de entrecasa.

 

Hay gente que con solo abrir la boca

llega hasta todos los límites del alma,

alimenta una flor, inventa sueños,

hace cantar el vino en las tinajas

y se queda después, como si nada.

 

Y uno se va de novio con la vida

desterrando una muerte solitaria,

pues sabe, que a la vuelta de la esquina,

hay gente que es así, tan necesaria.

 

ALBERTO PEÑA CORNEJO

Ingeniero Forestal

Universidad de Chile