La Ley de Presupuesto 2019 habla de “un presupuesto responsable para Chile”, y define las “prioridades para los chilenos”. Si bien reconocemos que hay necesidades inmediatas que cubrir, los chilenos y chilenas también debemos observar que hay ciertos temas que son fundamentales para nuestra subsistencia. Sin recursos naturales, no hay vida.
Se identifica a la seguridad como un tema prioritario, y se entiende como un problema relativo a las policías y a la delincuencia. Pero hay también otras “seguridades”, como la alimentaria, por ejemplo. ¿Quién nos asegura la disponibilidad de agua para consumo animal y humano? ¿Quién nos asegura aire limpio? ¿Cómo nos aseguramos que podamos mitigar los efectos del cambio climático?
El presupuesto para el 2019 contempla una reducción de 13% respecto del ya muy bajo presupuesto en 2018 de los dineros otorgados a CONAF para la administración de áreas protegidas (Parques Nacionales, Reservas Nacionales, Monumentos Naturales y Santuarios de la Naturaleza). No es novedad que la CONAF tenga que “sobrevivir” la gestión de áreas silvestres protegidas pues el presupuesto que se le asigna para esta labor ha sido siempre muy reducido. Ya conocemos de la invaluable y comprometida labor de los Guardaparques en situaciones generalmente precarias de trabajo, y de la insuficiente y deteriorada infraestructura asociada a estas áreas. Sólo como ejemplo, contamos con alrededor de 1/3 del número de Guardaparques necesarios para velar por más de 15 millones de hectáreas de territorio protegido. Esto no es, entonces, ineficiencia en la gestión de los recursos, si no falta de ellos.
Todo esto ocurre en un contexto político enrarecido para el sector forestal. En el Congreso Nacional se está discutiendo la creación de un nuevo servicio forestal, en reemplazo de la actual CONAF, que es hasta ahora una Corporación de derecho privado y no un servicio público propiamente tal. El sector ve como necesario este paso, y reconoce en CONAF un abnegado y adecuado trabajo en la protección de las áreas silvestres, que debiera ser también tarea de este nuevo servicio, pero con un presupuesto acorde. Este significativo recorte del ya habitualmente escuálido presupuesto para la administración de estas áreas es llamativo. Hay voces que hablan de quitar la custodia de las Áreas Silvestres Protegidas al servicio que suceda a CONAF, y traspasar su administración al Ministerio de Medio Ambiente. En este contexto, cabe preguntarse: ¿un nuevo ministerio, cuestionado por sus decisiones políticas sobre criterios técnicos, está en condiciones de asumir esta responsabilidad?, ¿Este ministerio contará con un presupuesto adecuado para instalar capacidades para la gestión de las áreas protegidas? ¿Por qué separar bosques protegidos de bosques nativos manejados en dos ministerios separados, como si fueran elementos inconexos?
Quizás hemos fallado en transmitir a la sociedad que el sector forestal es mucho más que producir madera a gran escala: es el cuidado de nuestros bosques nativos, es dar a conocer su rol fundamental en la provisión de agua, aire puro, suelos saludables, biodiversidad, captura de carbono, paisaje, cultura y tradiciones, medicinas, frutos, flores y un largo etcétera. Nuestros bosques son prioritarios, son un tema urgente y de seguridad nacional.
Publicada el 15 de Noviembre de 2018.