Actualmente se hace lo que se puede, donde muchas unidades regionales se encuentran en condiciones precarias en cuanto a personal y un soporte insuficiente para ejecutar su labor. El SERNAFOR debe ser una mejor institución que CONAF, con presupuesto, personal y capacidades adecuadas.
Cuando se habla de transformar al sector forestal a través de una nueva institucionalidad, la mayoría de las autoridades y tomadores/as de decisión lo visualizan como regular de forma más rigurosa a la industria forestal y mejorar la respuesta del Estado ante incendios forestales. Sin embargo, esta imagen es reduccionista, pues al preocuparse solo de estos temas se omiten los diversos problemas que existen en las diferentes regiones del país.
No es sorpresa que Chile presente una elevada vulnerabilidad frente a los efectos del Cambio Climático, pues cumple siete de los nueve criterios definidos por la ONU: zonas costeras bajas; zonas áridas y forestales expuestas a deterioro; propensión a desastres naturales; exposición a la sequía y desertificación; propensión a la contaminación urbana; ecosistemas frágiles; y; economía dependiente de usos energéticamente intensivos.
Para abordar cada uno de estos criterios es posible entregar soluciones desde la perspectiva forestal. Por esta razón, la transformación del sector forestal y su institucionalidad debe ir mucho más allá: focalizarse en reducir los riesgos mediante soluciones modernas y adaptables para cada territorio. Así es como se debería visualizar a la nueva institucionalidad forestal, el SERNAFOR.
Es preciso destacar que más del 50% de la superficie nacional está compuesta por bosques nativos, bosques mixtos, plantaciones de especies exóticas y nativas, matorrales y cactáceas. Por ende, no es trivial manifestar que Chile debe contar con un servicio forestal fuerte, pues la gran extensión de ecosistemas bajo su tuición lo debería convertir en uno de los actores públicos clave en la planificación y toma de decisiones en el territorio, respondiendo de forma eficiente a nivel individual y colectivo.
Actualmente se hace lo que se puede, donde muchas unidades regionales se encuentran en condiciones precarias en cuanto a personal y un soporte insuficiente para ejecutar su labor. El SERNAFOR debe ser una mejor institución que CONAF, con presupuesto, personal y capacidades adecuadas para responder a las particulares necesidades y urgencias de cada una de sus comunas.
El servicio forestal público debe ser un actor de cambio en el territorio, ofreciendo oportunidades de capacitación, empleo y desarrollo local para que el Estado tenga mayor presencia y relevancia en la mejora de la calidad de vida de la población urbana y rural. Esto siempre asociado al manejo integral de las diversas formaciones forestales (bosques, plantaciones, matorrales, etc.).
Hay que recordar que el manejo forestal tiene múltiples enfoques, como la prevención de riesgos y desastres, producción, protección, conservación, preservación y restauración.
El mejorar CONAF implica potenciar la prevención a incendios forestales (educación y preparación), la fiscalización y evaluación ambiental, el uso de energías renovables, los programas de fomento al manejo forestal rural y urbano y la asistencia técnica asociada para propietarios(as) y productores(as) (de pequeña y mediana escala), desarrollando valor agregado y apuntando a diversificar la matriz productiva más allá de la industria del monocultivo forestal.
El SERNAFOR debe incidir en la planificación territorial rural para anticipar situaciones de riesgo y desastres (más allá de los incendios forestales), y complementar la planificación territorial que desarrollará el SBAP y el SENAPRED.
También promover el manejo integrado de cuencas hidrográficas, la educación forestal de la sociedad para crear una población consciente y preparada, el monitoreo del manejo forestal a largo plazo, la creación y fortalecimiento de viveros estatales y bancos de material genético con especies nativas y la vinculación interinstitucional para un mejor desarrollo de la agricultura familiar campesina.
Un nuevo servicio forestal público, con mejores condiciones y mayores atribuciones no es un capricho, tampoco una demanda exclusiva de quienes se desempeñan en CONAF. Es demanda de todo el sector forestal, aquel que hay que mirar más allá de la gran industria forestal del monocultivo.
Hay organizaciones de la sociedad civil, comunidades campesinas e indígenas, universidades, centros de investigación, pequeñas y medianas empresas en todo el territorio nacional interesadas en este avance. Por ello, desestimar o relativizar el potencial forestal para entregar respuestas desde lo público para reducir la vulnerabilidad a riesgos solo incrementará el escenario de incertidumbre climática.
Desde la AIFBN instamos a las autoridades y tomadores/as de decisión a abrir la discusión para trabajar de forma abierta con trabajadores/as de CONAF y demás actores del sector forestal. Sería un fracaso histórico de este gobierno si al finalizar su periodo se aprobara un SERNAFOR que solo fuera un cambio de nombre para CONAF, o bien, que CONAF terminara aún más debilitada.
[1] El Desconcierto, 2024. Columna de Opinión. Pablo Parra. Disponible en: El desafío forestal: SERNAFOR debe ser más que solo un cambio de nombre de CONAF (eldesconcierto.cl)