Carta al director, escrita por el socio AIFBN Alfredo Unda, publicada en el Diario La Tercera el jueves 21 de enero. Versión completa.
Los acuerdos de la Cumbre de Paris sobre el cambio climático abren nuevas oportunidades para mitigar las emisiones de carbono atmosférico en países como Chile, al implementar prácticas forestales y agrícolas sustentables, recuperar paisajes degradados, y de paso facilitar que los campesinos salgan de la pobreza.
Se estima que 48 países tropicales y subtropicales no desarrollados tienen el potencial para reducir el carbono atmosférico en 2,2 mil millones de toneladas de carbono. Con un precio conservador de US$10 por tonelada de carbono y una tasa de descuento del 3%, esta reducción podría generar un valor presente neto de aproximadamente $ 16,1 mil millones para estos países. Lograr este potencial requiere de un esfuerzo mundial importante, cubriendo más de 50 millones de hectáreas, implementando prácticas amigables de carbono en la agricultura, bosques y áreas antes cubiertas de bosques.
Chile, con una superficie de aptitud forestal mucho mayor que su superficie agrícola, con bosques nativos deteriorados, con suelos marginales en su mayoría en manos de campesinos pobres y fuera del sistema económico, tiene la gran oportunidad para que el Estado facilite la recuperación de la cubierta nativa y al mismo tiempo los capacite e integre al manejo sustentable del recurso.
En especial, si se prioriza el uso de especies nativas, con madera de calidad, rotaciones más largas bajo diversos sistemas silviculturales ya bien estudiados y probados en Chile, y sin los impactos ambientales y sociales de las plantaciones de exóticas en gran escala. Además, se obtendrán beneficios como madera de calidad, productos forestales no madereros, turismo, leña y otros beneficios sociales. Y conservar la biodiversidad (que hoy disminuye en Chile Central), recuperar el ciclo del agua, la fauna y otros valores y servicios ambientales que están siendo deteriorados.
Generar ingresos por estos créditos exige un gran apoyo político e inversión en el manejo sustentable que hoy no se practica. Esta es una oportunidad histórica para que el Estado asegure que la mayor parte del ingreso por los créditos de carbono de los bosques chilenos vaya a los campesinos agrícolas/ forestales. El ingreso periódico por créditos facilitará los proyectos, mientras los bosques crecen y producen bienes paulatinamente disponibles. Por una vez que el Estado persevere y promulgue una ley forestal única y eficaz, y que los beneficios vayan donde corresponde, es decir a aquellos que más los necesitan.
Alfredo Unda
Ingeniero forestal