OPINIÓN: El manejo forestal de ecosistemas nativos no es dañino; desestimarlo sí

Por Pablo Parra Soto, presidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN)

Publicada el 20 de julio de 2023 en El Mostrador

Hace 30 años, el modelo de desarrollo chileno consideraba a los bosques y matorrales nativos como prescindibles dentro del paisaje, siendo fácil sustituirlos por cultivos comerciales y diferentes proyectos de inversión, y también degradarlos al ser víctimas de malas prácticas. Los bosques y matorrales nativos necesitaban ser protegidos y manejados para ser recuperados y mejorados, se necesitaba una Ley de Bosque Nativo. En 1993 nace la Agrupación de Ingenieros(as) Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) (1993), la que establece por misión promover un desarrollo forestal sustentable con énfasis en el bosque nativo y la distribución equitativa de sus beneficios a toda la sociedad. En ese entonces, la AIFBN asume como uno de sus objetivos participar en el debate promovido por la discusión de la Ley de Bosque Nativo.

En el año 2008 se promulgó la Ley de Bosque Nativo, para proteger, recuperar y mejorar a los bosques nativos y formaciones xerofíticas. Sin embargo, a 15 años de su promulgación, han quedado en evidencia profundas falencias que generan dificultades en al ámbito del fomento y la regulación. A través de este instrumento, la información oficial señala que se han logrado manejar alrededor de 40.000 hectáreas de bosque nativo, en un contexto de más de 14 millones de hectáreas de bosque nativo a nivel nacional. Además, la política de aplicación de los instrumentos creados en la ley ha prácticamente excluido el manejo forestal en zonas áridas y semiáridas, donde están mayoritariamente presentes las formaciones xerofíticas, las que actualmente abarcan una superficie aproximada de 9 millones de hectáreas. Se han manejado 0 (cero) hectáreas de formaciones xerofíticas con la Ley de Bosque Nativo.

Estos pobres números reflejan que no se ha incentivado efectivamente el manejo de los ecosistemas forestales nativos, uno de los compromisos que Chile ha establecido en materia de cambio climático. Da la impresión de que el manejo forestal sustentable de ecosistemas nativos no es un tema tan relevante para tomadores de decisión. Sin duda alarmante, no solo por la escasa prioridad que se le da a este tema, sino que también porque el manejo forestal se visibiliza como algo negativo. Es decir, no hay compresión del significado del manejo forestal sustentable.

A pesar de que el manejo en ecosistemas forestales nativos contempla criterios científicos y técnicos validados por la academia y el Estado, este concepto ha sido tergiversado y distorsionado frente a la opinión pública. La mala fama que han generado las malas prácticas de la industria forestal ha provocado que la opinión pública piense que todo lo que realiza el sector forestal es destructivo. A través del manejo forestal se planifican cronológicamente las intervenciones a aplicar (silvicultura) en un ecosistema nativo, siempre tomando como principio fundamental su ecología. Esto significa que, antes de realizar cualquier intervención, es necesario tener conocimiento de la naturaleza del ecosistema, saber cómo crecen los árboles y arbustos, cómo se reproducen y cómo responden a los cambios en su entorno.

Con una proyección hacia el futuro, el manejo forestal apunta a la provisión permanente de bienes y servicios ecosistémicos, y que después de las intervenciones el ecosistema continúe regenerándose sin comprometer la biodiversidad, la protección de suelos y las reservas de agua. El manejo forestal puede tener objetivos productivos madereros, no madereros y de preservación, y en todos se respeta el principio de conservar la biodiversidad para las generaciones futuras.

El manejo forestal es una solución frente a la degradación de ecosistemas forestales nativos. La degradación es el deterioro de la composición y funcionamiento del ecosistema, y si no se controla, se afecta la provisión futura de bienes y servicios ecosistémicos indispensables para las personas –en especial de las comunidades rurales–, como leña, frutos, semillas, plantas medicinales, polinización, fuentes de agua, ciclos de nutrientes, hábitat, descontaminación del aire, control de la erosión y aluviones, regulación del clima, reducción de daños ante catástrofes naturales, belleza escénica, espiritualidad y valores religiosos, entre otros. La degradación es propiciada a través de cortas ilegales, tráfico de cactáceas, invasión de especies exóticas, inclusión de ganadería dentro de bosques y formaciones xerofíticas sin criterios de manejo e incendios forestales.

Para quienes señalan o han señalado que el resguardo de los ecosistemas forestales nativos se garantiza no interviniendo y que basta con incrementar áreas de protección, déjennos decirles que están profundamente equivocados(as). Las amenazas de destrucción y degradación igualmente existirán, y puede que sean más agresivas si además se establecen criterios de aislamiento tan restrictivos, afectando transversalmente a áreas protegidas y sin categoría de protección. El manejo es una acción directa que va en defensa de los ecosistemas forestales nativos, permite que se recuperen, mejoren y realcen su valor frente a otros sectores productivos que solo buscan reemplazarlos y desvalorizarlos, como los sectores inmobiliario, agrícola, energético, minero, etc. Con el manejo forestal, los bosques y formaciones xerofíticas pueden enfrentar de mejor manera los efectos de la crisis climática y, a su vez, contribuir a la economía local de comunidades rurales. Hablamos con propiedad, considerando nuestra experiencia de 30 años como organización, en que hemos trabajado en diferentes territorios en conjunto con la población rural.

Estamos en un escenario de crisis climática, y el instrumento que promueve el manejo forestal de ecosistemas nativos, la Ley de Bosque Nativo, debe ser modernizado, porque los compromisos en materia de cambio climático se tornan inalcanzables. La modificación de esta Ley está dentro del programa de gobierno, y también ha sido planteada como necesidad urgente en el informe de la Mesa de Biodiversidad emitido por el comité científico de la COP 25, en la ENCCRV 2017-2025 y en la Política Forestal 2015-2035. Es decir, la promoción del manejo forestal sustentable de ecosistemas nativos a través del Estado es una demanda que ha sido planteada por años desde la academia, el sector privado, gremios, organizaciones ambientales y comunidades rurales.

Por ello, como AIFBN instamos a que tomadores de decisión se informen apropiadamente, sin dejarse llevar por fake news que desvirtúan la realidad y que relativizan la urgencia de avanzar en el fortalecimiento del sector forestal. También instamos a que las universidades tomen responsabilidad y contribuyan a informar a la ciudadanía, pues su limitada participación en el debate ha contribuido a que se tergiversen los conceptos de manejo forestal y silvicultura. El Gobierno, el Parlamento y actores vinculados a los ecosistemas forestales nativos debemos cooperar para avanzar en la modificación de la Ley de Bosque Nativo, porque la destrucción y degradación de ecosistemas forestales nativos no se detendrá.

Por Pablo Parra Soto, presidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN)