Las llamas heredadas y la necesidad de un Nuevo Modelo forestal

Por Liviam Cordeiro y Alberto Peña, Directora y Socio AIFBN

Publicado el 09 de febrero de 2023 en CIPER Chile

A la luz de los incendios en el sur del país, tres ingenieros forestales defienden en esta columna para CIPER la necesidad de lo que llaman un «Nuevo Modelo Forestal» para el país, largamente advertido: «Esta situación ya se vislumbraba a fines de los años 70, aunque muchas personas se negaban a darle importancia. Hoy se ve amplificada y robustecida por los efectos del cambio climático.»

La siguiente columna expone y sintetiza los planteamientos que los autores presentaron en el libro Chile necesita un Nuevo Modelo Forestal: Propuestas ante desafíos climáticos, sociales y ambientales (2020, Lom), también con resúmenes disponibles en línea.

En la cobertura que todos los grandes medios de comunicación están haciendo hoy sobre la tragedia de los incendios forestales en el sur de Chile no se escuchan ni leen menciones a la gran vulnerabilidad de un modelo económico sin planificación territorial. En general, se cubre la noticia como si los incendios forestales de 2017 —que arrasaron con cerca de 600 mil hectáreas, incluyendo principalmente bosques nativos y plantaciones forestales— o aquellos que tan solo en diciembre pasado alcanzaron el Jardín Botánico de Viña del Mar nunca hubiesen sucedido.

Lo cierto es que desde hace muchos años que se plantea la necesidad de desarrollar un nuevo modelo forestal para nuestro país, que haga frente a las debilidades y carencias del actual, herencia del Decreto Ley 710, que desde 1974 favorece la productividad en extensos monocultivos. Más allá de centrarnos en la acción de pirómanos (que siempre han existido), debemos discutir sobre la forma en que el sector forestal ha transformado y modelado el paisaje, extendiendo una cobertura vegetal homogénea, que ni siquiera respeta las quebradas, aplicando cosechas a tala rasa y afectando la disponibilidad de aguas al intervenir cuencas completas. Esta situación ya se vislumbraba a fines de los años 70, aunque muchas personas se negaban a darle importancia. Hoy se ve amplificada y robustecida por los efectos del cambio climático. Frente a esto, las estrategias, tácticas, métodos, herramientas y logística de hace cuarenta años son de escasa efectividad. Creímos que la tragedia vivida el año 2017 había dejado claras lecciones de la necesidad de cambiar el paradigma forestal clásico.

Por otro lado, el cambio climático es una realidad, con una disminución neta de las precipitaciones, el aumento de la frecuencia y cuantía de las olas de calor, la alteración de los caudales, la degradación por mal uso del suelo y un largo etcétera. Pretender soslayar este fenómeno no tiene destino. Es necesario reconocer la urgencia del ordenamiento territorial y seguridad nacional a partir de un nuevo modelo de producción y manejo de la tierra, que se vincule integralmente con las características del territorio, la resiliencia de los ecosistemas y calidad de vida de las personas a lo largo del tiempo. Las viejas herramientas no sirven frente a este tipo de situaciones que llegaron —en verdad, las trajimos— para quedarse.

Si queremos sobrevivir, hay que innovar. Pero en el verdadero sentido de la palabra: aquella innovación que nos permitirá adaptarnos oportunamente a los cambios.

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En virtud de la situación de los incendios forestales severos que afectan nuevamente al país, existe una urgencia en buscar soluciones que surjan de una reflexión profunda sobre las causas que han provocado estas catástrofes, generando la pérdida de vidas humanas y sus bienes. En el libro Chile necesita un Nuevo Modelo Forestal: Propuestas ante desafíos climáticos, sociales y ambientales (2020, Lom) varios autores proponemos vías de modificación del actual sistema que promueve la desigualdad, pobreza y degradación de nuestros ecosistemas forestales nativos en los diferentes territorios. La publicación apunta a reducir la vulnerabilidad de la sociedad chilena ante los cambios ambientales, promover un correcto ordenamiento territorial, visibilizar a la gente de los territorios, incentivar la conservación y recuperación de nuestros ecosistemas forestales nativos, implementar procesos de gobernanza vinculantes e incidir en la educación de profesionales relacionados al ámbito de las ciencias forestales. Todo esto se resume en la búsqueda del concepto de Seguridad Nacional (socioambiental), el que debe ser la base para lograr el bienestar de sus habitantes y la conservación de sus ecosistemas naturales.

Tal como lo hemos planteado, para que las llamas heredadas de un viejo modelo no vuelvan a quemar y arrasar las vidas humanas y los ecosistemas, es necesario avanzar hacia un nuevo modelo forestal que ordene y regule la gestión de los territorios de una manera más sustentable. No sabemos si estamos a tiempo todavía, pero como Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo queremos insistir que haciendo «más de lo mismo» lo único que lograremos será incrementar las tragedias.

Por Liviam Cordeiro y Alberto Peña, Directora y Socio de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN)